Acerca de Carlos
Recordar es obsceno. Por eso me anticipo en una evocación que paga su
estipendio, que me reconoce y delibera en un anhelo, el mío, signado por
su generación. Toda vitualla, toda generalización valga para el ancestro que
corrompe mi raíz neutra; el silencio edulcorado por la distancia
participativa de mis cófrades.
No habrá margen para mis rodeos. Haré confluir las aguas en ésta, mi
tribuna, o la soleada impaciencia que me abruma, con la página arrancada
que presento al lector.
¿Cuándo cavila?
Al despertar. En la modorra de la tentación iniciática, al caerme el día
de golpe como una guillotina.
¿A pie o en auto?
A pie, siempre.
¿Tren rápido o teleférico para Valpo?
Ni uno ni lo otro. Una vía alternativa para desembarazar al puerto de la
críptica insustancialidad en que se proyectan sus habitantes.
¿Ascensores concesionados o municipales?
Esta es buena... Ascensores bífidos, terráqueos, espesos como el carozo
disfuncional de las tranqueras... No tengo idea, mejor preguntarle a los
paladines de la técnica.
¿Tu especialidad?
Soy exelente pedicuro, catador y velocista.
¿Vas al peluquero?
Nunca. Al barbero, en ocasiones, cuando mi ánimo se eclipsa con
elucubraciones que habrían de conducirme al despeñadero.
¿A quien sacarías del cementerio?
Depende del cementerio. En esos que parecen campos de golf, si fuese el
caso, me gustaría ver toda la roña ebullendo y reclamando su inexistente
calma.
¿El monumento a Prat o la plaza del roto chileno?
El monumento al roto chileno en la plaza Sotomayor y Prat a la deriva, en
medio de eso que con cierta ingenuidad, o descaro, llamamos el mar de Chile.
¿Dónde prefieres tomarte un helado?
Prefiero no tomar helados
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