Yo reciclo

CUARTO OSCURO

El reciclaje comienza con cada uno de nosotros. De hecho y salvo algunos más tóxicos que otros, todos somos reciclables. Esto es un hecho básico y bastante pedestre. Somos el primer eslabón en la cadena del reciclado en tanto nuestro organismo desecha una y otra vez y bajo diversas formas todo aquello que ya no le sirve, que le sobra o que sencillamente no le gusta. Una forma más sofisticada y solidaria de reciclar es, por ejemplo, la donación de órganos pero esta depende de factores algo desagradables considerando que en general, debemos estar muertos para concretar tal reutilización por lo que las otras formas, aunque menos sublimes, parecen ir mejor con el estado de ánimo circundante. Partiendo por el mío.

Los datos acerca del manejo, mal manejo o peor aún, del nulo manejo de la basura en una ciudad como la nuestra seguro han de ser alarmantes. Los camiones que retiran la basura de nuestras casas suelen dejar un hilo de líquidos percolados en su recorrido que nos devuelve a través de las fosas nasales un poco de lo que seremos. ¿Es que nadie se ocupa de lavar esos camiones? Y el agua para lavarlos. ¿De dónde la sacamos? ¿Adónde la tiramos? En fin, otro zapato chino de la modernidad. Una cadena inconmensurable de errores, decisiones basadas en criterios mercantiles, miopía y un largo etc., que no hacen más que acentuar un problema que nos golpea en plena nariz.

La tacañería, el aprovechamiento descarado, la vista gorda de la clase política y del empresariado chileno hacen poco probable que los unos se metan la mano al bolsillo sin emprenderlas luego contra sus empleados y los otros sean capaces de legislar sin miedo a las pataletas de los unos y con una mirada responsable hacia las generaciones futuras. El estado de las cosas es poco probable que cambie de manera significativa en el corto plazo. Mal que mal todos nosotros usamos y abusamos de los bienes que la modernidad nos trae y bajo ningún motivo volveríamos a vivir a las cavernas escuchando música en un vinilo y tecleando una Continental del pleistoceno.

El cambio, si algo así es posible, pasa por una cambio cultural que permita reconocerse a si mismos en los otros y en lo otro y desde ese pequeño gesto poner nuestro hacer y nuestro habitar este mundo en un plano diferente al que nos ha llevado a tener que dedicar litros de tinta, kilos de papel y miles de neuronas afectadas a hablar acerca de nuestra basuras, las que desechamos y las que llevamos a cuestas.

- contenedor-basura

Por Patricio Conejero

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