Eduardo Meneses v/s Brian Jones

POESÍA

“Yo soy lo que soy / y nadie lo negará./ Escribo por escribir / y nadie lo negará./ Existo por existir / y nadie lo negará./ Pero creo no por creer / sino porque soy lo que escribo/ y existo en lo que creo”. -Eduardo Meneses Valencia.

Conocí a Eduardo en ese maldito colegio siútico, arribista, extraño, conservador y promiscuo llamado Padres Franceses de Valparaíso allá por el año 1984, cuando mis viejos pensaron que era buena idea matricularme al delirante curso 4to básico A.

Eduardo siempre fue un tipo buena onda, acogedor de todos sus compañeros de curso, fueras amigo de él o no. Siempre tenía una sonrisa para entregarte o una palabra que poseía energía positiva luminosa. Era piola el loco, fui su compañero desde 4º a 8º básico y ya después mis viejos se hicieron re amigos de los suyos y algunas veces visitaba su casa allá en barrio O’higgins, calle Beauchef para jugar a los pistoleros y a la pelota.

No recuerdo bien qué equipo de fútbol le gustaba, pero pareciera ser que era del Everton, nunca entendí esa parte ya que según mis conceptos básicos de sobrevivencia, se supone que debieras ser hincha del equipo de la ciudad donde naciste y entiendo él era de Valpo al igual que yo, que soy wanderino. Quizás al tio Mene también le gustaba el Everton y de ahí que viene el linaje deportivo.

Ya después, el año 89, nos fuimos al país de los extraterrestres y volví el 94 a un Chile que irradiaba una social democracia cremosa, y a partir de ahí me encontré con Eduardo en uno que otro carrete. Recuerdo una guitarreada en casa de mis viejos y otra vez en el año 96-97 que me lo encontré moto en el bar Cachas Grandes, él estaba con una amiga en una mesa y yo me senté un rato y compartimos algunas cervezas y pelamos el cable un rato.

Eduardo era un tipo brillante, excelencia académica, excelente deportista, mejor compañero, un tipo bastante maduro y siempre dispuesto a ayudar al prójimo, por eso nunca entendí por qué tomó la decisión que tomó. Una vez egresado de 4to medio, entró a la UCV a estudiar Arquitectura pero al parecer se dio cuenta que era algo impuesto por el medio en cuanto a que ser exitoso significaba tener un título de alguna carrera de renombre. Al cabo de un par de años se retiró y entró a estudiar Historia del Arte a la Universidad de Concepción, cuando se dio cuenta que lo que lo movía en la vida era el arte, la pintura y la literatura. Alguno de sus amigos de su círculo más íntimo le llamaban “Giuntini”.

Creo firmemente que su colegio SSCC nunca supo entender la grandeza y la enorme dimensión del mundo de Eduardo, ya que según ellos dicen “…no fue fácil conocer a Eduardo, a veces nos sorprendía con algunas de sus opiniones tan tajantes como por ejemplo; “el estudio es lo menos importante…”, quizás por el hecho que Meneses cuestionaba constantemente la formacion educacional entregada en aquella institución al asumir lo siguiente; “…agradezco sinceramente a aquellas personas por enseñarnos en demasía lo que en la vida a veces se pierde. Pero, también me acongojan los incrédulos que coartan la expresion del hombre…”. Saque sus propias conclusiones.

Ganó varios premios y entiendo hay un mural en aquella Universidad que es de su autoría. Tengo la suerte de tener sus tres libros publicados, “Canto desde la tumbas” y “Claroscuro” ambos del año 97 y obsequiados por él, y “Restos Mortales”. Este libro lo encontré en una pequeña librería de usados en Quilpué. Los dos primeros libros contienen pensamientos filosóficos llevados al límite sobre el delirio existencial que vislumbraba Meneses. El tercer libro es un poemario hermoso en donde ya se podían dilucidar algunas claves secretas respecto de lo que sería el desenlace de Eduardo.

Hace un par de semanas fui con mi esposa y mi hija al Cementerio de Playa ancha a visitar a mis abuelos y aproveché de pasar a ver a mi amigo Eduardo. Le limpiamos un poco su lápida, le dejamos flores nuevas y medité un poco respecto de lo sucedido, hecho que aún y quizás nunca lograré comprender.

La semana pasada acordandome de él, me di cuenta que se parecía a alguien que yo conocía pero no podía recordar con claridad quién era. Recordaba su mirada perdida en la adolescencia y su sonrisa misteriosa y logre hacer la conexión con el personaje similar, nada más ni menos que Brian Jones.

Siento que entre Meneses y Jones existió alguna conexión espiritual misteriosa ya que es evidente el parecido físico, intelectual y vividor de ambos.

Quiero recordar a Eduardo con la alegría de haberlo conocido, de haber compartido con él tres noches a lo más, pero siento que cada vez que lo vi pude percibir un poco del hermoso misterio que ambos buscamos.Ssus palabras siempre fueron acertadas.

Un beso hermano donde quiera que estés.

Por Felipe Ugalde

Publicado el Sábado 29 Junio 2013 a las 10:04 pm en la categoría Poetas, Portada.