Tres episodios de una educación en llamas
ACTUALIDAD NACIONAL
Uno. Juan José Ugarte, recién asumido jefe de la división de Educación Superior del Ministerio de Educación, anuncia en un diario de circulación nacional profundas y audaces reformas al sistema universitario. Una de ellas consiste nada menos que en una nueva institucionalidad, con dos organismos: uno que agrupa a todas las instituciones, centros de formación e institutos, y otro que reúne (juntas) a las universidades públicas y privadas.
La mitad del país queda perplejo. Pero el asunto sigue. Otra joyita anunciada es la implementación de un sistema de fondos concursables para financiar las universidades, que como vemos, no tendrán más la distinción entre públicas y privadas para recibir dineros del Estado. ¿Financiamiento por concurso? El paquete incluye además un sistema único de créditos y becas.
La respuesta ante esta manifiesta maniobra privatizadora fue una sola: Rechazo. La Federación de Estudiantes de Chile expresó inmediatamente su molestia con esta idea. Pero la crítica más poderosa la escuchó en persona el mismo Presidente Piñera mientras asistía como invitado al acto donde el rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, asumía un nuevo período.
En pocas palabras, Pérez criticó de manera frontal y contundente el exabrupto del funcionario ministerial. “Lamento profundamente que en días recientes el Jefe de la División de Educación Superior del Ministerio de Educación nos haya notificado, por la prensa, de una serie de cambios en el sistema universitario que han sido aparentemente resueltos entre cuatro paredes, sin consulta, diálogo o discusión alguna”, dijo el académico, hablando no sólo como rector de la universidad más importante de Chile, sino además a nombre del Consejo de Rectores, que agrupa a las 25 universidades tradicionales del país.
La comunidad universitaria del país está en alerta. El rector de la U. de Chile lo confirma y advierte al país “por esta manera de comunicarnos, que de ser permanente refleja un espíritu autoritario y poco dialogante con las universidades estatales y con las universidades privadas tradicionales, todas las que han realizado históricos aportes para el desarrollo de Chile”.
Dos. En la madrugada del 15 de junio, un grupo de estudiantes del liceo municipal Confederación Suiza de la comuna de Santiago, intenta tomarse el establecimiento, tras una decisión unánime de la Asamblea Estudiantil con el apoyo total del Centro de Alumnos. El motivo: reclamar por el alza del pasaje escolar y exigir la desmunicipalización de la educación y el fortalecimiento de la Enseñanza Pública.
La reacción en contra no se hizo esperar y partió por el cuidador del colegio, que soltó los perros para atacar a los estudiantes. No pasaron ni 10 minutos y llegaron los carabineros. Lo que sigue nos recuerda los peores momentos de nuestra historia nacional: “Me tiraron al suelo y me esposaron, mientras el cuidador me gritaba ‘delincuente’. Me subieron al retén y cerca de las 5 de la mañana me soltaron.”
El testimonio corresponde a Nicolás Pizarro, alumno de segundo medio del Confederación Suiza, y que a raíz de este hecho, fue expulsado por la directora del establecimiento, Rosa Lemus Farías.
La batalla está declarada. El Centro de Padres y Apoderados y el Centro de Estudiantes se oponen a la medida. Victoria Cárdenas, presidenta de los alumnos, señala que “en el Confederación Suiza el 80 % de los estudiantes se ha tomado el liceo alguna vez. De hecho, el 17 de junio ocupamos el establecimiento en apoyo a Nicolás y por demandas internas. Al otro día nos desalojaron violentamente los carabineros. En la comisaría desnudaron vejatoriamente a menores de edad. Aquí hay una presión concreta en contra nuestra de la Dirección de Educación Municipal, que depende del Ministerio de Educación.”
La comunidad escolar del Confederación Suiza se manifiesta en pie de guerra. Varios apoderados alzan la voz y critican duramente al cuerpo docente del colegio por apoyar la medida de la directora, una actitud muy diferente a la que tuvieron los jóvenes con ellos, solidarizando cada vez que se han movilizado por reajustes salariales. Ahora, dan vuelta la espalda y miran para otro lado.
En mayo y junio, los estudiantes ya se habían tomado el liceo exigiendo mejoras en las condiciones higiénicas. Pablo Benavides, encargado de la asamblea del liceo, dijo aquella vez: “Aquí hay graves negligencias en el tema de la higiene. En los baños y en los comedores la situación es insalubre. Tuvimos que tomar esta medida de presión para que limpiaran y asuman el problema de una vez, porque llevamos años con lo mismo”.
Tres. Valparaíso. El gerente de la Corporación Municipal, Rodrigo Jarufe (Renovación Nacional) hace un detallado análisis ante el Concejo Municipal sobre los resultados de la última prueba del Simce. Las conclusiones suenan repetidas: aumenta la brecha entre la educación pública y la privada, los niños más pobres de octavo básico no entienden nada de lo que leen, los de cuarto básico no saben sumar, restar, multiplicar.
En el país, las condiciones sociales de gran parte de los alumnos de colegios municipales ejercen una fuerza decisiva en los resultados. Hablamos de barrios “vulnerables”, con alta deserción escolar por motivos económicos, con colegios con baños y comedores insalubres, con profesores poco motivados por stress o aburrimiento y con padres ignorantes que castigan a sus hijos no dejándolos ir al taller de periodismo, poesía o graffiti.
Se suma a esto una legislación que privilegia el lucro por sobre la calidad. Una de las exigencias de la famosa “revolución pinguina” del 2006 fue terminar con la subvención estatal para los colegios particulares. La nueva ley mantiene esa dinámica. Otra crítica al trabajo parlamentario: no cambiar la subvención por asistencia. Hoy el estado paga al colegio alrededor de 35 mil pesos por alumno, pero sólo si éste asiste a clases. La nueva ley ratificó ese engendro que impide la planificación anual de los recursos.
La Asociación Chilena de Municipalidades (ACHM) se suma y hace un llamado de alerta: “Llegó la crisis”. “En Chile, todos los municipios están sufriendo un grave déficit que se incrementa cada año principalmente en el área de educación y salud, dado que los recursos asignados por los ministerios correspondientes no son suficientes para cubrir las necesidades reales”, señaló el alcalde de Quilpué, Mauricio Viñambres, participante en la reunión de la Mesa Ejecutiva de la ACHM, en Santiago.
“Eso significa que los recursos con que los municipios cuentan para desarrollar distintas iniciativas en las comunas, deben ser traspasados a la salud y educación municipalizada, en circunstancias que se trata de materias que debieran ser sustentadas por el Estado”, agregó Viñambres.
En Valparaíso, el gerente RN de la Corporación Municipal sorprende señalando ante el alcalde y los concejales que las únicas soluciones concretas para salvar la agónica educación pública son establecer una subvención diferenciada para el sistema municipalizado, respecto al particular subvencionado, y cancelar la subvención por matrícula y no por asistencia. ¿No era lo que pedían los estudiantes en sus protestas de 2006?
Mientras, en una escuela del plan porteño, un niño de octavo básico da una paliza a otro de sexto para quitarle una bandera de la selección chilena, mandándolo al hospital. El diario local consigna el hecho como un caso más de “bullying”. Más allá, en otro colegio, varios compañeros de tercero básico comen su colación, comprada en el kiosco del colegio con dinero entregado por padres supuestamente “preocupados”: una coca-cola, papas fritas, chocolates y dulces. Sus cuerpos están recibiendo 30 veces el azúcar que necesita realmente, alterando su comportamiento y volviéndolos extremadamente hiperactivos y violentos. En palabras crudas: se están envenenando. Y en su propia escuela.