“Ojalá la literatura boliviana pueda lograr más visibilidad”
ENTREVISTA
Una escritura que se adentra en las historias sin estridencias, con un modo de hilvanar los hechos y los personajes muy singular, es la atmósfera elegida por la autora boliviana Magela Baudoin para su libro de relatos “La composición de la sal”, ganador del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez en 2015.
El volumen publicado por Libros del Zorzal incluye 14 relatos con los que la autora decidió sumergirse en la literatura a tiempo completo: “Fue un tiempo de reinvención personal y de exploración en el que escribí este libro de cuentos y una novela, ‘El sonido del hacha’”, dice en conversación con Télam.
“El primer cuento que escribí y le da título al libro tiene una atmósfera que me interesaba mantener en los otros relatos. Y una imagen muy precisa: un hombre que lloraba de manera incontenible y que buscaba las razones de ese llanto. Me pareció una imagen fuerte y poética que tenía reverberaciones varias y luego me encontré con un cartel en el Quito colonial: ‘Curamos el espanto, se dan baños de alegría’ y me pareció que dialogaba con esa imagen”.
- Télam: ¿Ya tenías el germen de un cuento?
- Baudoin: Claro, y en la medida en que avanzaba iba descubriendo una atmósfera tragicómica, un poco melancólica, un estado de ánimo que envolvía todo en su momento. A partir de allí supe que tenía una idea estética, al principio muy intuitivamente, que metaforizaba “La composición de la sal”, un oxímoron que juega con esta tensión entre una aparente calma y lo que está a punto de desplomarse.
- T: Uno tiene la impresión de que la narración se va configurando más allá de los hechos que se cuentan…
- B: Eso tiene que ver con mi exploración sobre la memoria, como un espacio vital que define la identidad pero también la mina, la horada, va dejando cicatrices, no tan expuestas, pero que brillan en el momento menos esperado y definen a los personajes, los mantienen en una situación incómoda.
- T: Siempre se dan situaciones ambivalentes, emociones encontradas. ¿Qué buscaste generar con esas sensaciones?
- B: Me gusta la incomodidad, la combustión de los espacios chicos, se desatan cosas no esperadas. Y eso me interesa explorar a través de la memoria, del contacto humano, en personajes que además están jugando algo más que una relación natural: un conjunto de afectos y de intereses que avivan esa combustión.
- T: “La certeza de que todo esta escrito nos anula, nos afantasma”, esa frase de Borges que precede uno de los cuentos trae aparejado el tema del destino, al igual que la idea de algo inexorable que conlleva una cultura determinada. ¿Tenés esta percepción?
- B: Así es, porque me gusta construir personajes bien anclados, con raíces profundas aunque eso no lo veamos, y en efecto, a veces parece que estoy narrando una atmósfera, pero en el fondo el personaje está yendo tras algo, y el entorno y el contexto hacen parte de eso, entran en colisión con ese personaje, con esa percepción del mundo que nunca es indiferente a ese entorno ahí retratado. No necesita ser explícito, pequeños detalles, miradas….
- T: Siempre tus personajes tratan de ser ellos mismos, pero a pesar de las presiones logran escabullirse…
- B: Mis personajes buscan su propio camino, parece que quedaran en el mismo lugar, pero no quedan, hay un vaivén que funciona como un espejo, una búsqueda. Están inscriptos en un espacio, dialogando con ese entorno que también hace parte de su definición vital e identitaria y de su conflicto, como en “La cinta roja” o en “La chica”, una historia que ocurre en España y donde me interesaba tratar con los prejuicios, pero no los obvios, sino más sutiles como la apreciación estética. La idea medular de ese cuento fue la discriminación con los ’sudacas’, pero quería mirarlo de una manera no directa. Es más hiriente y al mismo tiempo más profundo. Y entonces me propuse la exploración de esa mirada.
- T: ¿En esta construcción, qué papel juega el azar?
- B: Es interesante el azar, que nos lleva a hacer cosas que no queremos y que está dado por la cultura, por la comunidad, por el capitalismo salvaje, por condiciones humanas…Cuando todo esto puede armar una situación impensada, terminas viviendo como te lleva la vida y no como eventualmente quisieras, todos estamos constantemente en esa trampa.
-T: ¿Hay una intención de poner a tus personajes siempre en un lugar de incomodidad?
- B: Los personajes me permiten disparar ciertas provocaciones de una manera amplificada, como una lupa sobre una situación determinada que puede funcionar como un espejo, como una bomba de tiempo, como una brújula, pero en todos los casos está la situación del personaje contra sí mismo.
- T: ¿Qué continuidad tuvo la escritura de cada uno de los cuentos de este libro?
- B: Me encontré escribiendo varios a la vez, se produce una contaminación de atmósfera que probablemente unifique y esta idea de la sal, un elemento esencial y mínimo que puede significar herir o sanar en su pequeñez, como supongo es la vida.
- T: ¿Qué devolución tuviste de tus lectores?
- B: En principio, sienten incomodidad con mis cuentos, la reacción primero es sensitiva y luego se transforma en una necesidad de nominar eso, conceptualizarlo, pero aún así es un poco indefinible como el negativo de una foto, que diluye los bordes de la imagen que ha tomado del pasado. Creo que es una buena definición de la búsqueda de este libro; y creo que también tiene que ver con la manera en que leo y concibo la lectura.
- T: ¿Cómo leés?
- B: Soy una lectora lenta y que se corre del lugar del placer solamente, que está buscando, dialogando con el texto todo el tiempo y está trabajando con él. Me gusta ese tipo de lectura donde el autor me dio el lugar.
- T: ¿Le pedís una intervención al lector?
- B: Exactamente, primero hay una sorpresa, luego lees de otra manera más sutil, que busca, toma contacto con el texto de una forma más depurada, y aun así con el lector más leído, uno logra desarmar su sistema inmunológico y entonces vuelve a la edad de la inocencia. Eso es lo que quisiera conseguir, que se rindan al juego.
- T: ¿Qué es lo que hay detrás de las palabras?
- B: Bien que lo mencionas, porque si algo creo que es consciente en mi trabajo es la poesía, pero no como un tallado de las palabras, aunque haya una depuración del lenguaje, sino esta posibilidad de contar sin contar y en la felicidad de una imagen bien lograda, algo que desde la mirada encuentro en la poesía.
- T: ¿Cómo te ubicás en el panorama literario boliviano?
- B: Soy parte de una generación que procede de un lugar singular pero que tiene conexiones de interés estético, aunque sea muy particular. Ojalá la literatura boliviana pueda lograr más visibilidad en su insularidad histórica. Es caleidoscópica en voces y texturas que hacen un entramado distinto en su disparidad. Y está en transformación.