Inolvidable: Cavila en el RockOut!

MÚSICA

El 6 de diciembre de 2014 no fue sólo un sábado más. Uno de los festivales de rock más esperados, el RockOut, se abrió paso entre mucha espera y ganas de celebrar un jornada musical con un grandísimo cartel.

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A las 14:00 horas, con un sol imponente que avisaba del calor que habría durante toda la tarde, se inició el festival con Cómo asesinar a Felipes. Sin una -aún- gran audiencia, el conjunto chileno hizo lo mejor que sabe: tocar su música en complicidad con el público. Su nuevo álbum “V” fue recibido con mucho gusto por todos los fieles de la banda.

Entre otros grupos a las 17:00 se presentaban con gran entusiasmo Melvins. El ya clásico Buzz Osborne, con su esperpéntica indumentaria, inició un gran espectáculo que dejó hipnotizados a todos los oyentes. Su música logró envolver un espacio con las imponentes montañas andinas como telón de fondo. Las reveladoras guitarras lograron captar la atención del público  con su cautivadora armonía, pero pese al gran espectáculo ofrecido por las habilidades musicales de los artistas, el encaje con la voz cantante no logró reafirmarse entre la orquesta de sonidos.

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Más tarde, Mike Patton hizo acto de presencia con el conjunto Fantômas, uno de los principales atractivos del cartel. Aunque los temas que representaron fueron minuciosamente escogidos, con grandes clásicos como “El Padrino”, el directo dejó mucho que desear. El choque de música entre escenarios molestó al caudillo del grupo quien expresó su malestar -con tono humorístico eso sí- diciendo “¿qué es esa música de mierda?”, haciendo referencia a sus compañeros de “Hielo Negro” que  tocaban en el escenario “Escudo”.

También hubo varias pausas en las que el célebre artista conversaba con el público, sabiéndose querido por los rockeros chilenos. Su actuación fue corta y discreta.

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Después le llegó la hora a Los Peores de Chile que con su música con tintes punks, de manera sencilla y sin pretensiones, divirtió a sus acólitos, formando ollas entre los seguidores y respirando comunión entre el público y la banda chilena. Además, el show protagonizado por la artista Irina, que se sumó al grupo desnudándose en medio del escenario y agarrando varios penes de plástico con alusiones muy explícitas al sexo oral y vaginal, no dejó indiferente a nadie.

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Pero probablemente fue Primus quien gozó de mayor audiencia. Ya entrada la noche, parecía que después de una soleada y entretenida jornada musical la gente se estaba empezando a despedir. Los estadounidenses presentaron una música muy nítida, ejecutada excelentemente en términos técnicos, y con un soporte audiovisual surrealista, empezaron su actuación con mucho optimismo.

Sin embargo, de a poco su directo se hizo monótono e incluso llegó a ser pesado para algunos fans que iban cerrando filas en busca de otro destino. Sin una voz que sirviera de enganche, el espectáculo dejó a la gente con sabor a poco.

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No fue el caso de la banda argentina “2 Minutos” que, con menos asistencia, y a pesar de los problemas de los técnicos de sonido, tuvo un directo muy energético y dinámico. Los componentes del grupo, sin prejuicios ni complejos, interactuaron constantemente con el público.

El cierre del festival lo protagonizó el grupo español Extremoduro. Los ibéricos, ya conocidos en tierras chilenas, presentaron su último álbum, “Para todos lo públicos”. A esa altura, sólo quedaban los fieles al grupo, los cuales consiguieron hacerse oír al cantar las canciones junto a Robe Iniesta. Directos, sin alardes y apasionados, el conjunto extremeño tuvo el directo más largo de todos los grupos que actuaron durante toda la jornada.

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A la 1:00 de la madrugada el festival terminó con sensaciones contradictorias. La asistencia no fue todo lo que se esperaba e incluso el “Espacio Broadway” se vio desnudo en varios momentos a lo largo del día. Quizás el alto precio de la entrada tuvo algo que ver. No hubo tampoco un hilo conductor que confluyera a todos los grupos, dando la impresión así, que los organizadores del evento no trataron de lograr un contexto más allá de la contratación de varios grupos musicales sin ninguna unión entre ellos. Eso dejó a los asistentes con la percepción de un mismo espacio con varios grupos musicales, en vez de proyectar un mismo ambiente con distintas bandas musicales pero cohesionadas para dar tributo a la música Rock.

Por Albert Masana
Fotos: Sergio Barrientos

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